El petróleo de Argentina es un factor clave en el desarrollo de las energías renovables. Los ingresos económicos que provienen de su exportación son derivados a las inversiones sostenibles, lo cual impacta de forma directa en la producción local.
Según los expertos en el sector, los cambios en términos energéticos están ocurriendo a una velocidad sorprendente. La creciente conciencia ambiental, que comenzó hace décadas en los países desarrollados, se combina hoy con los avances tecnológicos, que proporcionan alternativas renovables como la energía solar, eólica e hidráulica, entre otras.
En el camino hacia la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, resulta necesario contar con energías de transición para alcanzar los objetivos sostenibles. Entre estas fuentes, el gas natural se destaca como una opción clave.
Sin embargo, el petróleo ocupa un rol importante pese a que su fecha de caducidad parece más cercana que el gas natural. Lo cierto es que esta es relevante, a tal punto que Argentina emergió con fuerza en este escenario internacional.
De acuerdo con la Secretaría de Energía, la producción de petróleo en Argentina alcanzó su nivel más alto en 20 años, con 143 millones de barriles producidos en los primeros siete meses del año, un registro que no se veía desde 2004. Las proyecciones indican que el país podría alcanzar un millón de barriles diarios en la próxima década.
Según los especialistas, el verdadero valor detrás de este recurso radica en su capacidad para satisfacer la demanda interna, así como también en su rol estratégico como puente hacia la sostenibilidad. Esto resulta interesante en un contexto donde se registran fluctuaciones constantes en el precio del crudo.
El panorama mundial actual sugiere una reconfiguración del mercado. De hecho, la Organización de Países Exportadores de Petróleo prevé cambios en sus políticas, y se estima que la demanda de petróleo comenzará a disminuir hacia 2028.
En medio de este contexto incierto, el territorio argentino tiene una ventana de oportunidad para maximizar los beneficios de sus recursos petroleros, generando divisas, atrayendo inversiones, modernizando sus infraestructuras y, lo más importante, financiando la transición hacia fuentes de energía renovables.
¿Qué importancia tiene el petróleo para Argentina?
Aunque el petróleo es un recurso finito, sigue siendo clave para impulsar el avance de tecnologías más limpias. Los ingresos obtenidos de su exportación pueden destinarse a inversiones en energías renovables, lo que permitiría a Argentina destacarse no solo como líder en hidrocarburos, sino también como un protagonista en la transición energética mundial.
No se puede pasar por alto el impacto social de esta industria, que brinda empleo a cientos de miles de personas en el país. El dinamismo del sector tiene un efecto multiplicador en la economía, por lo que es fundamental que la transición hacia energías renovables asegure empleos estables y de calidad para los trabajadores y sus familias.
Una transición energética exitosa debe ser inclusiva, garantizando que las comunidades actualmente dependientes del petróleo también disfruten de los beneficios de los nuevos modelos energéticos.
Apostar por el petróleo como fuente de transición es una estrategia inteligente. Argentina debe liderar este camino con una política económica federal que fortalezca su competitividad en el sector petrolero, consolidando así su papel en la construcción de un modelo energético más sustentable e innovador.
¿En qué situación se encuentra Argentina respecto a la producción de petróleo?
La producción de petróleo y gas en Argentina sigue mostrando cifras positivas, según los últimos datos consolidados por la Secretaría de Energía. En enero de 2023, la producción de petróleo alcanzó los 626,6 mil barriles diarios, lo que representa un aumento del 0,7% en comparación con el mes anterior y un incremento del 9,9% respecto al mismo mes de 2022.
Particularmente, la producción de petróleo no convencional alcanzó los 289,8, lo que supone un crecimiento del 2,6% en relación con diciembre pasado y un aumento del 29,9% en comparación con enero de 2022.
Vaca Muerta, en el centro de la provincia de Neuquén, sigue siendo el motor principal de este crecimiento, compensando el declive en otras cuencas del país. Las proyecciones de exportación de petróleo y gas no convencional auguran un superávit cercano a los 30.000 millones de dólares.
Sin embargo, los expertos en el sector se preguntan cuánto tiempo el país podrá aprovechar esta ventana de oportunidad. En esta línea, Fatih Birol -director de la Agencia Internacional de Energía (AIE)- advirtió que ese período podría ser más corto de lo esperado.
Según Birol, Argentina se encuentra en el principio del fin de la era de los combustibles fósiles, un cambio impulsado por el rápido avance de las tecnologías de energía limpia, como los paneles solares y los vehículos eléctricos, los cambios estructurales en la economía china y los efectos de la crisis energética global.
Lo cierto es que la demanda del carbón, petróleo y gas alcanzaría su punto máximo antes de que termine la década, incluso sin nuevas políticas climáticas. Se espera que el 2030 sea el año límite en el que se destaque el consumo de este tipo de fuentes altamente contaminantes para el planeta.
Si bien habrá variaciones regionales, Argentina presentaría una fuerte caída en el sector de los combustibles fósiles, dado que no contribuyen a la mitigación del cambio climático. Las fuentes sostenibles, que dependen de los recursos naturales, se consolidarán como el motor principal del sistema eléctrico.