Oro verde: así es la economía del residuo que apunta a la transición energética libre de carbono

El residuo no se trata de pérdida, sino de oportunidad. Se trata de un aprovechamiento clave para la transformación, tanto energética como económica, el cual trae una serie de beneficios para la sociedad.

La economía del residuo, también conocida como economía circular, es un concepto clave en el marco del cambio climático. Se trata de un modelo económico que va en líneas con las estrategias de las energías renovables, con el fin de cuidar el medio ambiente.

A diferencia de otros modelos económicos, esta se caracteriza por usar los recursos durante el mayor tiempo posible. Esto permite extraer el máximo mientras se los utiliza, independientemente de cuál sea su propósito. Los expertos recuperan y regenerar productos y materiales al final de su vida útil.

El enfoque de la economía del residuo está en contraposición con el modelo de la economía tradicional, la cual sigue el patrón de desechar aquello que ya no funciona en términos de consumo. No hay una utilizada posterior a su uso.

Es importante resaltar que, hoy en día, los residuos se convirtieron en un factor clave para las empresas. Esto se debe a que usan la basura para generar calor barato y producir biocombustibles, generando la electricidad suficiente para trabajar. 

En esta línea, los residuos dejan de considerarse como un elemento ineficaz para convertirse en recursos útiles. En lugar de pagar por deshacerse de ellos, las empresas pagan por obtenerlos.

Por ejemplo, en España ya hay más de 100 proyectos en desarrollo que están invirtiendo en biogás. Existe una ley que posiciona a los residuos y suelos contaminados como factores claves para la economía circular. 

Si bien hubo grandes avances, la gestión de residuos en el territorio español está detrás de muchos países europeos. Por ejemplo, cada persona en el país genera 400 kilos de residuos municipales al año, mientras que en Alemania son 600 kilos. En Alemania se recicla el 70% de esos residuos, y en España solo el 30%.

Ante esta situación, la Unión Europea (UE) tiene como objetivo reducir los residuos municipales que van a los vertederos a casi cero para 2035. Para lograrlo, será necesario crear nuevas empresas dedicadas a la selección y tratamiento de residuos.

Dicha industria no solo tendrá un gran valor económico, sino que también generará muchos empleos. Así es como los países en desarrollo pueden potenciar sus ganancias y mantener su liderazgo internacional.

Una de las maneras para impulsar este tipo de prácticas es desarrollar nuevas tecnologías para separar y gestionar residuos de sectores como la electrónica, el textil, los plásticos y la construcción. Además, se espera la creación de avanzadas plantas de incineración que optimicen la captura de carbono emitido.

¿Qué es la cultura cero residuos?

Así como existe el objetivo de las cero emisiones, también existe la meta de cero residuos. Se trata de una arista clave para avanzar en un modelo de economía circular, ya que apunta hacia un entorno sostenible y próspero para las futuras generaciones.

El zero waste es una iniciativa que pretende revertir los efectos negativos de la generación de basura. Esta misma nació en respuesta a la problemática de la cultura de usar y tirar, la cual generó grandes inconvenientes en los últimos 60 años. 

Los tradicionales hábitos del consumo aún crean un gasto innecesario, llenando el planeta de basura que no desaparece y agotando recursos valiosos que no se pueden recuperar. El agua, el suelo y la calidad del aire son fundamentales para garantizar un medio ambiente sano.

La naturaleza y la calidad de vida se ven en juego ante la sobreproducción de residuos. Por ello, el objetivo del zero waste es evitar productos de un solo uso y priorizar aquellos de larga vida y bajo impacto, como los reutilizables para el hogar.

Cabe destacar que este movimiento social va más allá de simplemente reducir residuos. Es una lucha contra el impulso de consumir y generar basura. Al observar los desechos, se puede ver lo absurdo del sistema capitalista. 

Desde el sector resaltan la importancia de buscar alternativas como consumidores. Una de las prácticas más comunes es evitar las bolsas de plástico y otros productos desechables que terminan en los océanos y en el estómago de varios animales.

Hasta ahora, el desarrollo económico se basó en el consumo incontrolado de recursos, lo que afecta gravemente al equilibrio del planeta y el bienestar. No basta con separar la basura en casa; reciclar es solo un parche a un problema más grande. Se necesita un cambio verdadero.

Los expertos aseguran que debe desatarse una nueva actitud en varios ámbitos cotidianos, como el personal, social y económico. Acá es donde entra en juego la conciencia y la responsabilidad, en el marco de una transición a un estilo de vida cero residuos.

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