Entre las energías renovables, el hidrógeno se destaca por ser una fuente prometedora, dada su sostenibilidad en su uso y producción. Hoy en día la clave es conservarlo de la mejor forma posible, incluido el polvo.
La tecnología se hace presente en un sinfín de rubros a nivel global, tal es el caso de las energías renovables. Los expertos desarrollaron una novedosa manera de almacenar el hidrógeno verde, con el objetivo de garantizar su disponibilidad con el paso del tiempo.
En detalle, los especialistas en el sector hicieron posible una propuesta futurista para la época: hidrógeno verde en polvo, lo cual podría suponer el fin de las energías renovables. Se trata de una alternativa prometedora e interesante, dada la sostenibilidad en su uso y producción.
Dados los inconvenientes que suelen presentarse a la hora de almacenarlo, se descubrió que guardar este gas en forma de polvo traería múltiples beneficios en términos económicos y de infraestructura. De esta manera, prevén que no se presenten complicaciones en el acceso a este tipo de fuentes.
Lo cierto es que las empresas internacionales están realizando importantes inversiones en diversas tecnologías para almacenar hidrógeno y construir gasoductos que faciliten su transporte. Como resultado, laboratorios de diferentes países están en la búsqueda de métodos más simples y eficientes para almacenar y trasladar este gas.
Un claro ejemplo de avance dentro del sector es la iniciativa que tuvo un grupo de investigadores del Instituto Leibniz de Catálisis, perteneciente a la Universidad de Rostock en Alemania. Estos crearon un proceso innovador que permite almacenar hidrógeno en forma de un polvo blanco.
Según informaron, este material es económico, fácil de transportar y de uso cotidiano. Estos motivos lo llevan a posicionarse en un rol competitivo frente a las demás alternativas dentro del mercado.
Cabe destacar que, a diferencia del hidrógeno gris, este no emite gases de efecto invernadero. Al no obtenerse mediante el uso de los combustibles fósiles, no genera emisiones de dióxido de carbono, por lo que impacta de forma positiva en el medio ambiente.
Su versión en polvo es una opción clave para reducir la huella de carbono en sectores como la industria, el transporte y la generación de electricidad. Su versatilidad garantiza un suministro energético continuo y de calidad, capaz de dar respuesta a las demandas de una economía sostenible.
¿Puede el hidrógeno ser un polvo?
Según lo informado por el laboratorio alemán, el hidrógeno se puede almacenar en bicarbonato de potasio en polvo, lo que produce formiato de potasio. Esta última es una sustancia no tóxica que se utiliza en la industria alimentaria y es recomendable para dietas bajas en sodio.
Para llevar a cabo la introducción del hidrógeno en el bicarbonato de potasio, los profesionales usan un catalizador especial denominado Ru – 5, que consiste en un compuesto de rutenio combinado con triglima, un solvente orgánico, junto con agua calentada a 90°C.
Cada uno de estos componentes fue seleccionado tras varias pruebas, donde se tuvieron en cuenta su rendimiento eficiente y bajas emisiones. Para recuperar el hidrógeno, se deshidrogena el formiato de potasio utilizando el mismo catalizador de rutenio, sin la necesidad de agregar más sustancias.
Es importante señalar que la misma sal de potasio soportó 40 ciclos de almacenamiento y liberación de hidrógeno durante un período de seis meses. Para los científicos que participaron en el experimento, el proceso fue estable y presentó pérdidas mínimas, lo que resultó en un excelente rendimiento.
En tanto, se lograron recuperar 9,3 litros por hora, con una pureza del 99,5 %, sin generar emisiones de gases de efecto invernadero. Esto demuestra que la técnica es escalable, segura y eficiente para almacenar grandes cantidades de hidrógeno.
¿Por qué es importante almacenar el gas en polvo?
En la actualidad, la expansión de las energías renovables enfrenta varios obstáculos. Uno de los principales es la intermitencia de fuentes como la solar y la eólica, lo que hace que su almacenamiento sea complicado y costoso, especialmente en periodos de baja o nula producción.
Una alternativa es su almacenamiento en forma de hidrógeno verde, un gas que se produce mediante el proceso sostenible de electrólisis del agua. Pese a sus beneficios, presenta el desafío de tener una baja densidad de energía volumétrica, lo que significa que ocupa mucho espacio.
En este contexto, almacenar el hidrógeno en forma de polvo utilizando sales como bicarbonato y formiato de potasio surge como una solución eficiente, segura y práctica para su transporte, ya sea por vía aérea, terrestre o marítima.
En resumen, la tecnología en este tipo de casos podría transformar el panorama del sector, al permitir una mayor disponibilidad de energía en cualquier momento y lugar, mediante un simple proceso de recuperación. Aun así, dicho proceso podría reducir de forma significativa la dependencia de su producción intermitente.