La provincia de Tucumán lleva adelante una iniciativa para promover la producción de energía renovable a través de la caña de azúcar. Se trata de una propuesta innovadora que usa la quema de este recurso para conseguir una fuente eléctrica sostenible.
Con el creciente interés mundial por el cuidado del medioambiente, en la provincia de Tucumán surgió una alternativa innovadora para obtener energía renovable: transformar la caña de azúcar en electricidad. Catalina Rocchia Ferro, presidenta de Bioenergética La Florida, brindó detalles sobre esta iniciativa cuyo objetivo es promover las fuentes sostenibles en el sistema eléctrico tradicional.
Según explicó Rocchia Ferro, Tucumán dispone de 300.000 hectáreas de caña de azúcar, de las cuales solo se muele un 20%. De este proceso se obtienen dos componentes fundamentales: el líquido, que se destina a la producción de azúcar o alcohol, y la fibra, que, tras ser despojada del líquido, se seca y se quema en calderas.
Estas calderas generan vapor de alta presión que, al pasar por turbinas y generadores, permite producir electricidad que luego se inyecta en la red. Rocchia Ferro destacó que este sistema no solo permite obtener biocombustible, sino también energía eléctrica a partir de los recursos del campo. Señaló además que la tarifa que pagan los usuarios no cambia y que, a medida que aumente la producción, los costos tenderán a bajar.
Esta iniciativa tiene capacidad para abastecer a unos 25.000 hogares, lo que representa cerca del 8% del consumo eléctrico de Tucumán, mejorando así la eficiencia energética en la región. La caña de azúcar, explicó, funciona como un bosque renovable que se planta aproximadamente cada cinco o seis años, a diferencia de los cultivos de granos que requieren siembras anuales.
Por último, indicó que se trata de una energía limpia, ya que del mismo campo se extraen tanto el jugo para elaborar azúcar como la biomasa necesaria para generar electricidad, sin depender de fuentes energéticas adicionales.
¿Por qué la caña de azúcar es una fuente de energía renovable?
La caña de azúcar es considerada una fuente altamente sostenible debido a que generalmente requiere ser replantada solo cada seis años. Su uso como materia prima para generar energía limpia y renovable, así como para reducir el impacto ambiental de los plásticos, está impulsando su demanda a nivel mundial año tras año.
Esta planta resulta ideal para disminuir las emisiones de carbono, ya que durante su procesamiento consume más carbono del que libera. Esto logra como mínimo un balance neutro y, en muchos casos, genera un impacto ambiental positivo.
Dicho escenario llevó a un incremento en la demanda de etanol y de plásticos elaborados a partir de este recurso, donde Brasil se destaca como uno de los principales productores de caña sostenible. Los bioplásticos cambiaron de forma drástica la industria internacional.
Además de las cualidades naturales de la planta, en Brasil se implementan prácticas agrícolas estratégicas que fortalecen su sostenibilidad, permitiendo alcanzar una producción cercana a las 85 toneladas por hectárea.
Entre estas prácticas se encuentran los sistemas de producción sin labranza, la rotación de cultivos con soja, la fertilización verde mediante cultivos de cobertura y el uso de los restos de paja de caña de azúcar como cobertura del suelo tras la cosecha mecanizada.
¿Cuál es la situación de Brasil con la caña de azúcar?
Brasil posee una industria azucarera desarrollada y dispone de una vasta extensión de tierras agrícolas, con 9,5 millones de hectáreas destinadas a la producción agrícola. De ese total, 4,6 millones se usan específicamente para el cultivo de caña de azúcar, lo que equivale a apenas el 1,4 % de las tierras cultivables del país.
Gracias a este aprovechamiento, el país logró sustituir cerca del 40% de su consumo de gasolina mediante el uso de etanol, una alternativa limpia y renovable.
Para quienes priorizan la sostenibilidad, el impacto de los cultivos en las tierras y el agua es un aspecto clave, ya que el manejo de estos recursos determina en gran medida el efecto ambiental final.
Factores como las condiciones laborales, el consumo de combustible y las prácticas agrícolas y de cosecha también influyen en el nivel de sostenibilidad de la producción de caña.
El clima brasiñero también es ideal para este cultivo, especialmente en la región centro sur, donde normalmente no es necesario recurrir al riego artificial porque las lluvias son suficientes a lo largo del año.
Dado que el agua representa dos tercios del peso de la caña, aprovechar el agua de lluvia natural mejora notablemente la sostenibilidad de los productos derivados. Esta práctica contribuye a disminuir el uso de agua en los procesos de producción, y en las últimas dos décadas los ingenios azucareros brasileños han logrado reducir su consumo de agua en un 70%.
Además, cerca del 95% del agua utilizada se somete a tratamiento y se reutiliza en el mismo ciclo industrial, con el objetivo de eliminar por completo cualquier vertido al medio ambiente.