Dados los objetivos que planteó la Organización de las Naciones Unidas a nivel global, cada uno de los países trabaja en pos de desarrollar energías accesibles y sustentables. Sin embargo, el avance del cambio climático pone en jaque el compromiso de los líderes mundiales.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un conjunto de 17 metas globales interrelacionadas que buscan construir un futuro más equitativo y sostenible. Estos objetivos, establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015, tienen como meta alcanzarse en 2030.
El ODS 7 se enfoca en garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos. Este objetivo, al igual que los demás que fueron estipulados por las autoridades, incluye diversas metas específicas a cumplir antes de 2030. Se espera que haya un cambio radical a nivel global, con el objetivo de asistir a la población más vulnerable, atiendo los problemas de toda índole como los climáticos.
El propósito del ODS 7, por ejemplo, es eliminar la contaminación generada por el uso de combustibles fósiles, problema que frecuentemente se ve agravado por la falta de acciones gubernamentales efectivas para promover energías limpias y renovables. Proveer acceso a fuentes de energía modernas y sostenibles no solo contribuye a mitigar el cambio climático, sino que también impulsa el desarrollo económico de los países.
Actualmente, cerca del 75% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provienen de la quema de combustibles fósiles para la generación de energía. En tanto, para contrarrestar el calentamiento global, es imprescindible reducir estas emisiones transformando los sistemas energéticos actuales, basados en petróleo y gas, hacia fuentes renovables como la energía eólica y solar. Dicho cambio debe realizarse con la mayor rapidez posible para maximizar sus beneficios.
¿En qué situación se encuentran los ODS que fijó la ONU para 2030?
La Agencia Internacional de Energía (AIE), la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), la División de Estadísticas de las Naciones Unidas (UNSD), el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaron que los esfuerzos actuales son insuficientes para alcanzar las metas del ODS 7 dentro del plazo establecido para 2030.
Además de garantizar una energía accesible, fiable, sostenible y moderna, este objetivo en particular incluye metas específicas como asegurar el acceso universal a la electricidad y a métodos de cocina limpia, es decir, libres de humo y hollín.
Según la OMS, en 2022, aproximadamente 2.600 millones de personas seguían utilizando fogones abiertos y combustibles sólidos como leña, estiércol, carbón vegetal o carbón mineral para cocinar. Esto fue sumamente negativo, ya que su uso genera una contaminación doméstica que provoca cerca de cuatro millones de muertes anuales debido a enfermedades relacionadas con la calidad del aire en interiores.
Si la situación actual no mejora, se estima que en 2030 más de 1.900 millones de personas continuarán sin acceso a instalaciones de cocina limpias y 660 millones seguirán sin electricidad. Esto no solo afectará la salud de las comunidades más vulnerables, sino que también contribuirá al avance del cambio climático.
¿Qué son las energías renovables y cuáles son sus ventajas?
Las energías renovables se obtienen a partir de fuentes como la hidroeléctrica, solar, eólica, geotérmica, undimotriz, mareomotriz y bioenergía.
Hoy en día, el consumo mundial de energía procedente de fuentes renovables representa menos del 14%. Para alcanzar la meta del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 °C, y preferiblemente a 1.5 °C, es fundamental reducir de forma drástica las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto implica eliminar los combustibles fósiles del sistema energético y aumentar ese 14% de energías renovables al 100% lo más pronto posible.
En 2021, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) presentó un informe que calculaba el presupuesto de carbono restante para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 °C. En términos simples, el informe respondía cuánto carbono adicional puede emitirse a la atmósfera manteniendo un 67% de probabilidad de no superar este límite de temperatura antes de 2100.
La respuesta a esta pregunta fue aproximadamente 400 gigatoneladas. Sin embargo, al ritmo actual de emisiones, este presupuesto se agotaría en poco más de seis años.
Si en ese plazo no se logra la transformación del sistema energético, sustituyendo las fuentes fósiles por renovables, será inevitable superar de forma permanente el umbral de 1.5 °C. Y este aumento de temperatura no se alcanzaría hacia finales del siglo, sino mucho antes, alrededor de 2032, casi siete décadas antes de lo previsto.
Por ello, es crucial tomar acciones inmediatas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero durante este periodo crítico. Si no se cruza ese umbral de forma permanente, las probabilidades de sufrir impactos climáticos devastadores a nivel global serán alarmantemente altas.