El desarrollo de las energías renovables requiere de la presencia de ciertos factores, tales como la tecnología. En esta línea, hay una que se destaca particularmente por aquella que convierte la luz solar en electricidad.

El último informe que publicó la Agencia Internacional de la Energía (AIE) determinó que las energías renovables suministrarán la mitad de la electricidad necesaria a nivel global, particularmente para 2030. En esta línea, se destaca la fotovoltaica como una herramienta fundamental en este proceso.

En detalle, los resultados de la AIE marcaron la enorme apuesta que hay en el mundo para impulsar la transición energética, siendo esta la clave para avanzar hacia un futuro más próspero, sostenible y descarbonizado.

Desde la Agencia aseguraron que las energías renovables son esenciales para eliminar la dependencia de los combustibles fósiles y reducir la huella de carbono. 

Al mismo tiempo consideraron que estas ofrecen grandes oportunidades, especialmente en países como España, que cuentan con una ubicación y recursos adecuados. Así es como se pueden obtener resultados de una forma óptima.

Los expertos en el tema coinciden en que, entre las alternativas que se encuentran disponibles dentro de la industria, se destaca la energía solar fotovoltaica como una de las principales fuerzas impulsoras. Se trata de un factor clave para posicionar a los países como líderes mundiales.

Según Bloomberg Intelligence, la energía solar tiene un gran potencial de crecimiento, dado su papel predominante actual. Se espera que la energía solar continúe siendo el segmento de mayor crecimiento, con una posible demanda mundial de energía solar fotovoltaica que podría incrementarse hasta un 40%. 

Un elemento clave para este crecimiento es la reducción de los costos de producción, que disminuyeron aproximadamente un 80% en la última década. Esto la posiciona como una de las fuentes de energía más competitivas y accesibles en el mercado.

Asimismo, es esencial para el desarrollo del hidrógeno verde, un vector energético fundamental para mitigar los efectos del cambio climático. En este sentido, la fotovoltaica cobra importancia para el proceso de electrólisis, mediante el cual se separan las moléculas de agua (H2O) en hidrógeno y oxígeno.

Esto demuestra su significante papel para descarbonizar sectores clave como el transporte y la industria. Tanto las empresas como las administraciones públicas deben apostar por esta fuente de energía, en caso de querer impulsar dicha revolución.

Algunas iniciativas como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima y el Plan REPowerEU marcan un antes y un después en materia de energía. Queda demostrado que las energías renovables deben ser una prioridad nacional para facilitar la transformación del sistema.

¿Cómo funciona la energía fotovoltaica?

Un papel fotovoltaico, conocido popularmente como panel solar, está compuesto por células que absorben la luz emitida por el Sol y la convierten en electricidad. Dichas células están hechas de un material semiconductor, agrupándose para formar un módulo. Aquellos que se encuentran en los techos, por ejemplo, contienen alrededor de 30 módulos.

Cuando la luz solar llega al semiconductor en las células fotovoltaicas, los electrones se liberan y comienzan a moverse a través de este. Los electrones, con carga negativa, se desplazan hacia la parte frontal de la célula, creando una diferencia de carga entre la parte delantera y la trasera.

Este movimiento genera un voltaje, similar al de una batería con terminales positivo y negativo. La corriente eléctrica producida es tomada a través de cables, lo que permite su uso inmediato o almacenado en una batería especial. 

Aunque es cierto que los paneles solares funcionan mejor en días soleados, también pueden generar energía en días nublados, aunque en menor cantidad. Esto quiere decir que su uso se mantiene disponible de forma constante, mejorando la calidad del servicio.

¿Qué ventajas tiene la fotovoltaica?

La energía solar fotovoltaica se caracteriza por diferentes motivos. Uno de ellos es porque no emite gases de efecto invernadero, lo que la convierte en una tecnología altamente eficiente en la lucha contra el cambio climático. 

A diferencia de los combustibles fósiles, tales como el gas o el petróleo, esta es abundante y accesible a nivel global, adaptándose a los ciclos de la naturaleza. Por eso se consideran renovables, esenciales para un sistema que no compromete a las futuras generaciones.

Otra de sus ventajas es que no emiten sustancias tóxicas ni contaminantes del aire, los cuales pueden ser extremadamente dañinos para el medio ambiente y la salud de los humanos. Esto evita el desarrollo de terribles enfermedades y afecciones en varios ecosistemas. 

Por último, no genera residuos ni contamina el agua, lo que es de suma importancia dada la creciente escasez de recursos hídricos.

Cabe destacar que, en la actualidad, tanto la eólica como la fotovoltaica son más económicas que las alternativas convencionales. Las últimas tecnologías en el sector reducen sus costos de manera drástica, haciéndolas competitivas dentro de la industria.