La Unión Europea (UE) marcó un récord en 2023, al registrar en mayor medida el uso de las energías renovables. Se trata de una transición energética sumamente importante para el país que busca dejar atrás los combustibles fósiles.
La Unión Europea (UE) marcó un récord histórico en la historia de la transición energética, al notar que la principal fuente de electricidad en 2023 provino de las energías renovables. Se trata de un avance significativo para las autoridades, al reforzar su compromiso con el medio ambiente y los recursos naturales.
En detalle, la UE usó en mayor medida la energía eólica y solar, lo que llevó a las energías renovables a posicionarse como la principal fuente de generación eléctrica en 2023. A su vez, se registró una notable disminución en el uso de combustibles fósiles, tales como el gas, el carbón y el petróleo.
Según los datos de la agencia de gobierno Eurostat, las energías renovables representaron el 44,7% de la producción total de electricidad en la UE el año pasado, generando 1,21 millones de gigavatios hora (GWh), Esto supuso un incremento del 12,4% en comparación con 2022.
Los expertos en el sector aseguran que este aumento se debe en gran parte a la rápida expansión de los proyectos solares y eólicos que hay en la región. Los líderes internacionales apuestan a un consumo amigable con el medio ambiente, sin descuidar los objetivos de la economía.
En contraste, la electricidad generada a partir de los combustibles fósiles disminuyó un 19,7%, contribuyendo con 0,88 GWh, lo que representa el 32,5% de la energía en la UE.
En el caso del suministro de gas natural, este cayó un 7,4% respecto a 2022, alcanzando su nivel más bajo desde 1995. Las mayores reducciones se observan en Portugal, Austria y Chequia, lo cual es sumamente atractivo dado el nivel de producción y consumo.
El uso de petróleo y sus derivados también descendió un 1,5%. A lo largo de los años, el suministro total de estos combustibles fósiles disminuyó de forma gradual, con la excepción de un ligero aumento en 2022 durante la recuperación después de la pandemia del coronavirus.
Además, el año pasado se registraron caídas aún más pronunciadas en el uso de carbón, tanto del lignito, utilizado principalmente para generar electricidad, como de la hulla, empleada en la calefacción y fabricación de acero.
Ambos alcanzaron su nivel más bajo desde que se tienen registros, reflejando un declive sostenido en su uso a lo largo de los años en la Unión Europea. Esto demuestra la iniciativa de querer proteger al planeta y cumplir con los objetivos impuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
¿Qué ocurre con los combustibles fósiles?
En 2022, la crisis energética -junto con las dificultades en la generación de energía hidroeléctrica y nuclear causadas por un verano caluroso y seco- desencadenaron una situación crítica para el suministro eléctrico en la Unión Europea. Ante este escenario, el bloque lanzó el plan RePowerEU para reducir el consumo de energía, diversificar las fuentes de suministro y acelerar la transición hacia fuentes limpias.
Lo cierto es que los combustibles fósiles están quedando atrás, particularmente por las medidas adoptadas hace un par de años. Estas mismas tuvieron un impacto positivo significativo en el suministro energético de la UE, beneficiando a los consumidores y a los productores.
El cambio en la estrategia regional llevó a experimentar un notable incremento en la generación de energías renovables y una marcada disminución en el uso de combustibles fósiles, especialmente en el consumo de gas natural y carbón.
¿Cuáles son las fuentes de energía renovables más utilizadas?
El año pasado hubo un récord mundial en la producción de energía solar, y Europa no fue la excepción. Actualmente, la energía solar es una de las formas más económicas de generar electricidad en la mayoría de los países, alcanzando precios mínimos históricos en 2023.
Desde el Eurostat indican que la mayor expansión provino de la energía solar. Comparado con 2022, la generación de electricidad solar en la UE aumentó un 18,9% en 2023. Además, en los cinco años entre 2018 y 2023, la producción de energía fotovoltaica creció un 126,3%.
La energía eólica también estableció nuevos récords el año pasado, con un notable aumento en la capacidad impulsado por proyectos en alta mar y un fuerte crecimiento en los Países Bajos. En este caso, la generación de electricidad eólica subió un 13,4% en comparación con 2022, superando al gas natural como fuente de electricidad.
Aunque la generación hidroeléctrica también fue mayor en 2023 que en el año anterior, las sequías y el calor extremo en Europa limitaron su capacidad, haciendo que 2022 se considere un año atípico. En conjunto, estos avances consolidaron a las energías renovables como la principal fuente de electricidad durante el año pasado.
Por su parte, un estudio publicado por la Universidad de Exeter y el University College de Londres pronosticó que la energía solar alcanzará un punto de inflexión irreversible y se convertirá en la principal fuente de energía global en 2050. Este periodo funciona como una vara para promover los recursos naturales.