Desde la Agencia Internacional de Energías Renovables aseguraron que, para alcanzar el objetivo de la COP28, se debe hacer una importante modificación en la infraestructura energética. La inversión deberá acompañar la transición mundial, bajo las nuevas demandas.

La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) lanzó un informe acerca de las Perspectivas de las Transiciones Energéticas Mundiales, el cual indica los últimos datos sobre el uso de las energías renovables en la actualidad. El mismo remarca el objetivo de llegar a 2030 con un fuerte progreso global, incluso triplicando su adopción.

Francesco La Camera, el director de IRENA, consideró que la COP28 fue un momento decisivo para la transición energética. En esta línea, aseguró que no hay tiempo que perder, por lo que cualquier retraso dificulta el desafío.

La última conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático determinó que, a nivel global, se debe reforzar el compromiso entre líderes de gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales para lograr ciertas metas.

Entre ellas, se destacó la necesidad de dejar los combustibles fósiles, triplicar la energía renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030. Este es el único camino para alinearse con una trayectoria de 1,5°C. 

Desde la organización indicaron que el objetivo hacia los 11 teravatios (TW) de capacidad de energía renovable necesarios para los próximos seis años todavía está lejano.

De hecho, consideraron que el mundo se “está quedando corto”, con menos de 480 gigavatios (GW) de nueva capacidad de energía renovable. Por este motivo, ahora se debe aumentar de forma anual un total de 1.100 GW adicionales durante el resto de la década para mantener 1,5°C al alcance.

Para el titular de IRENA, la transición energética se mantiene desviada, por lo que la urgencia de una corrección del rumbo aumenta. En un contexto enmarcado por el calentamiento global y la emisión de gases de efecto invernadero que afectan de forma directa al planeta. 

¿Qué objetivos persigue la transición energética?

Francesco La Camera indicó que no hay balas mágicas, ni atajos disponibles para lograr un cambio rápido y concreto. La acción global debe estar enfocada, disciplinada y alineada en torno a las prioridades actuales. 

En primer lugar, se deben superar las barreras estructurales y sistémicas que no permiten el progreso hacia un mundo sostenible y comprometido con el medio ambiente. Resulta difícil sin una ampliación de infraestructura adecuada que permita el aprovechamiento de los recursos naturales. 

Por otro lado, también se deben establecer marcos regulatorios y diseños de mercado adecuados para las energías renovables; y la creación de capacidades institucionales y de recursos humanos.

En segundo lugar, La Camera habló sobre el aceleramiento que debe haber en el despliegue de las tecnologías, sin importar la geografía en cuestión. En detalle, las miradas deben estar puestas en el desarrollo de la energía tanto solar como eólica, dado que concentra un número limitado de mercados.

En esta línea, resaltó que la gran mayoría de los países en desarrollo quedaron fuera de la transición, a pesar de sus considerables necesidades energéticas y abundantes potenciales renovables. 

Mientras tanto, las finanzas públicas se limitan cada vez más limitadas, lo que resalta la importancia de una aplicación y un uso más estratégico del financiamiento. Esto impactará de forma directa a la hora de incorporar nuevas herramientas y ampliar la infraestructura. 

Desde IRENA dijeron que se necesita una arquitectura moderna, la cual permita una cooperación internacional a través de un financiamiento especial para este tipo de proyectos. Dicho desarrollo permitirá además la inversión privada.

¿Qué beneficios tienen las energías renovables?

A diferencia de los combustibles fósiles, estas ofrecen una ayuda esencial en la lucha contra el cambio climático. No contamina ni emite gases de efecto invernadero, por lo que se convierte en una solución clave para mitigar los efectos del fenómeno.

Un punto a favor es que sus recursos son inagotables, ya que se renuevan a un ritmo más rápido y garantizan una disponibilidad continua. Esto las convierte en un elemento clave dentro del sistema energético sostenible.

En términos económicos, las energías renovables reducen la incertidumbre, particularmente porque el precio de los combustibles fósiles varía de forma constante dentro del mercado. En este caso, se observa un costo predecible y planificable. 

La IRENA remarcó que esta también es beneficiosa en el ámbito laboral. En caso de triplicarse su uso para 2030, se aumentaría el empleo a más de 24 millones de personas, frente a los 9,2 millones actuales. 

Finalmente, la energía renovable gana competitividad y aceptación a nivel global. Los costos de los sistemas de energía renovable disminuyeron de forma significativa en los últimos años, con una reducción de casi el 80% en el precio de los paneles solares. Esto hizo que este sector sea mucho más competitivo y accesible para un mayor número de personas.